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Todos los jueves almuerzo con un profesor de español (que es español inesperadamente, y digo inesperadamente porque el 99 por ciento de los profes de español son franceses y el 75 por ciento de ellos tienen un simpatiquísimo acento, algunos (raros pero existen) son desastrozos también y tienen serios problemas para construir oraciones en español al oral). No me tomen como si estuviera criticando sólo me divierte la imagen, yo soy un desastre en francés aunque creo y la gente me hace creer que voy mejorando.
El asunto es que como todos los jueves hoy acompañado de mi amigo profesor de español hablábamos de cualquier cosa mientras yo engullía mis albóndigas con fideos y mucho juguito, al mismo tiempo que vigilaba mi postre sobre mi bandeja y me esperaba con mas paciencia de quien se sabe deborado con anterioridad y asiste a la espera de su fin con indiferencia. No sé en que momento el soltó la frase de "yo tenía una novia a los 16 años que me marcó, hace poco y después de casi 20 años me envió una foto de su primer hijo". SIn lugar a dudas olvidé a mi postre por un momento y sentí como algún fideo volvía a mi plato, derramado por mi boca que deseaba que me contara un poco más de la historia. Me fascinó la idea de una mujer que se acuerda 20 años después de un enamorado de la adolescencia y le envía una foto y una carta, como me comentó mas adelante José Luis, que es así como se llama mi amigo-profe de español, inesperdamente español. "Sabes que le puso el mismo nombre a su hija que yo a mi hija". El hombre tenía la mirada perdida hace 20 años y me pedía con su mirada que le preguntara más, que le ayudara a recordar. Yo ya sintiendo que de todas maneras él iba a continuar con su historia y confortable con la posición de espectador, retomé con firmeza mi tenedor y continué el ataque a mis albóndigas. Pepe lucho continuó contando detalles de cómo había terminado la historia y yo hacía a un lado mi plato y tomaba con firmeza mi postre, un flan maravilloso; pero entonces él dijo como preguntando a si mismo hace 16 años y como si hace tiempo ella hubiera muerto, cosa que no es cierta hasta donde sé "¿Cómo se llamaba esta mujer?", puso una tristeza y una frustración mientras buscaba el nombre sin arrivar a alcanzarlo con la mente. Estuvo dos años con ella y ahora había perdido su nombre, ya no tenía como llamarla. Me imaginé besándola y repitiéndole mil veces su nombre mientras la besa y la ama de verdad "la mujer que me marcó" había dicho. Y yo imaginé que mientras la buscaba en esas frases con las que de seguro la llamaba hace 20 años, me entristeció el corazón, ver la muerte de ese nombre en su memoria. Ahora pienso que de seguro estará anotado en el remitente de la carta que le envió; o ¿habrá firmado "tu ex"? "¿la mujer que te marcó?", no creo, debe estar el nombre y tal vez él lo leyó, pero ahora no se acuerda, queda en blanco su memoria, y quizás hasta la idea del rostro de ella es difuso. Por un momento José Luis volvió a estar enamorado de ese rostro difuso sin nombre. Tal vez luego pensó en pintar su casa que es su proyecto de cada vacación, decorar por dentro su sala de comedor, instalar mejor su baño y extinguir las fugas y ahorrar dinero para seguir pagando sus créditos.
Perdí el apetito y ya no desée más mi postrecito de flan. Igual me lo comí enterito.
