Cuando la banda Los Inmortales hacen sonar sus trompetas al ritmo que Strauss hizo famoso, ellos hacen música en una obsesión por buscar y provocar en los otros una sensación que tan efímera y adictiva que solemos llamar belleza. En efecto no sabemos qué es exactamente. Como todos los músicos y otros que hacen arte sólo buscan aproximarse a esa belleza. Hoy en día estoy convencido que es imposible alcanzarla, todo lo que hacemos es acercarnos a ella, por eso tenemos la sensación efímera, incompleta. Suele pasar con el arte, a veces cuando simplemente vemos una hermosa mujer que nos atrae de manera irreflexiva y avasalladora. En esos casos la mujer es una representación de la belleza, y puede convertirse en algo menos efímero. Al final también es solamente una representación de lo hermoso, maravilloso, por llamarlo de alguna manera. Siempre desaparece, porque sólo nos acercamos. Como se acercan los Inmortales en el matrimonio en Mizque, como se acerca Jeanne Cherhal, como se acerca Coldplay a veces y también muchas Les Luthiers, y los libros de Marías y los de Pessoa y Dino Buzzatti en varios cuentos de
(La foto es en el Arco del Triunfo,de Ludovico Magno, Montpellier, hace medio año)